"Uno acaba siendo el único dueño de sí mismo. Nadie cuyos pensamientos controlen los míos, nadie cuyos gustos o caprichos pesen sobre mí. Es entonces cuando el alma comienza a crecer en su libertad recién adquirida, y se experimenta una inaudita paz interior, una alegría tranquila y un sentimiento de seguridad y de responsabilidad sobre uno mismo”.
AUGUST STRINGBERG
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