No encontrar nunca un punto de reposo.
Pasar de una espiral a otra espiral, como Arquímedes.
De uno a otro círculo, como Dante.
Caer, dando vueltas, en ese pozo circular,
es la eterna aventura del soñador.
Tropezar con un techo rígido,
por el que apenas se desliza un rayo de luz pálida.
Encontrar la certeza, a veces, como un obstáculo,
y la claridad como una cosa temerosa.
Y seguir sin detenerse nunca.
Es el pájaro volando bajo la bóveda.
Y es terrible.
No importa..... Si se sueña....
Somos los pasajeros siniestros del relámpago.
Las medusas del sueño, con trajes destrozados.
Los rostros del abismo dispersos por las nubes.-(Victor Hugo)
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