“Eran bonitos los cuadernos de tapas duras. Le gustaban.
A menudo solía pensar que los estropeaba, que las historias o las reflexiones que acostumbraba guardar en ellos frustraban el buen destino que a todo cuaderno –al cuaderno de tapas duras, sobre todo- le cabía tener.
Quizá fuera excesivo pensar así acerca de algo como los cuadernos. Probablemente. Pero no podía evitarlo, y menos cuando, como aquel día, se disponía a abrir uno nuevo.
Quizá fuera excesivo pensar así acerca de algo como los cuadernos. Probablemente. Pero no podía evitarlo, y menos cuando, como aquel día, se disponía a abrir uno nuevo.
¿Por qué pensaba siempre en lo que no deseaba pensar?
Su padre le había dicho una vez: No me preocupa que tengas pájaros en la cabeza, lo que me preocupa es que sean siempre los mismos pájaros. Era verdad, pero nunca había sabido las razones que le impulsaban a ello.
(…)
-Cuadernos de letra muerta –susurró para sí. La expresión tampoco era nueva.”
(…)
-Cuadernos de letra muerta –susurró para sí. La expresión tampoco era nueva.”
OBABAKOAK
BERNARDO ATXAGA
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