Me dijo azul
y allí se fue marchando.
Como le entendí agur
le contesté hasta luego.
Él se puso amarillo
y yo, turbado,
me fui poniendo rojo colorado.
(Todito colorado se quedó el viejo verde).
Al aza(ha)r
elegí el amarillo
y viví su agonía, entre el rojo y el verde.
Sonríe Apollinaire
y el Sena duerme.
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