Si todo debiese andar bien
Si todo marchara bien,
realmente bien, sin incidentes o desgracias,
al fin llegará la temblorina.
Veo vibrar a amigos más viejos,
de manos y barbillas temblorosas.
Hablemos, pues, de este movimiento,
del viento que sopla desde adentro
y continuamente sacude
las hojas de los dedos.
Por lo tanto, es ésta la constante
agitación neurológica que me aguarda
si todo, pero todo, marcha bien.
Y me trasformaré en un abedul
o en un ciprés a orillas del río,
en ese tremolar de luces
alzadas por la brisa.
Seré soplo, me haré soplar,
como ropa tendida bajo el sol.
VALERIO MAGRELLI
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