Quién me iba a decir después de tanto tiempo,
Al encuentro de lo incierto
Que descubriría el Dorado
No más lejos de un aliento
He de decir en mi defensa
Que viajé en su busca
No por oro ni alimento
Si no por terca locura
Y ahora que lo encuentro
En lo mas hondo de mis adentros
Me glorio de su brillo
Y de mi carne de membrillo.
ANTOINE ALDAIA