Luna
Abre el libro del atardecer en la página
donde la luna, siempre la luna, aparece
entre dos nubes moviéndose tan lentamente como si
pasaran horas antes de que llegues a la página siguiente
donde la luna, ahora más brillante, te baja un camino
para llevarte más lejos de lo conocido
hacia esos lugares donde lo que has deseado sucede,
su nombre solitario como una frase suspendida
al borde del sentido, esperando que digas su nombre
de nuevo mientras levantas los ojos de la página
y cierras el libro, todavía sintiendo lo que
es vivir en esa luz, ese súbito paraíso de sonido.
MARK STRAND
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