viernes, 6 de febrero de 2015

SPINOZA PAR COEUR





“Jacques no sabía nada de vicios ni de virtudes; creía que la gente nacía dichosa o desgraciada. Cuando oía hablar de recompensas y castigos, se encogía de hombros. A su entender, las recompensas no eran otra cosa que las ilusiones de la gente de buen corazón; y los castigos, el miedo de los malvados. ¿Qué otra cosa pueden ser, decía, puesto que no hay libertad, y nuestro destino está escrito allá arriba? Opinaba que un hombre se dirige tan necesariamente hacia la gloria o la ignorancia, como una piedra rodando montaña abajo con plena conciencia de sí misma; y que si nos fuera dado conocer por anticipado toda la cadena de causas y efectos que forman la vida de un hombre, nos convenceríamos de que no hacemos más que aquello que necesariamente debía de haber sucedido. Muchas veces lo contradije, pero sin éxito y sin resultados positivos. Verdaderamente, ¿qué puede uno contestarle a alguien que os dice: ‘Sea cual fuere la suma de elementos que me componen, yo soy uno; pero una causa sólo tiene un efecto; siempre he sido una causa única; así, pues, sólo he podido producir un efecto; luego, mi duración no es sino una serie de efectos necesarios’? Así razonaba Jacques, siguiendo las enseñanzas de su capitán. La distinción entre un mundo físico y un mundo moral le parecía vacía de sentido. Su capitán le había metido tales ideas en la cabeza, tras haberse aprendido de memoria a Spinoza” .
JACQUES EL FATALISTA
(Págs. 218-219)

DIDEROT

No hay comentarios:

Publicar un comentario