sábado, 22 de diciembre de 2012

LA RISA DE SPINOZA

LA RISA DE SPINOZA

Nietzsche lanza una gran frase. Dice, en páginas muy cómicas: "he sido el primero en hacer una psicología del sacerdote y en introducir ese tema en filosofía". Definirá la operación del sacerdote por lo que llamará "mala conciencia", es decir, la cultura de la tristeza. Es entristecer la vida, dirá; se trata siempre de entristecer la vida en alguna parte. ¿Y por qué? Porque se trata de juzgar la vida. Ahora bien, la vida no es juzgable, la vida no es objeto de juicio. La única manera de que puedan someterla a juicio es inoculándole primero la tristeza. En ese momento deviene juzgable.

Y de seguro reímos. Quiero decir que el tirano puede reír, el sacerdote ríe. Pero, dice Spinoza en una página que encuentro muy bella, su risa es la de la sátira. Y la risa de la sátira es una mala risa. ¿Por qué? Porque es una risa que comunica la tristeza. Podemos burlarnos de la naturaleza humana, la risa de la sátira es burlarse de los hombres. Hago ironías, una especie de ironía acre. La sátira es otra manera de decir que la naturaleza humana es miserable. "Ah, ¿ven qué miseria la naturaleza humana?" Es la proposición del juicio moral. "¡Qué miseria la naturaleza humana!". Ese puede ser el objeto de una prédica o el de una sátira. Y Spinoza dice en textos muy bellos: "justamente, lo que yo llamo una ética es lo contrario de la sátira".

Hay sin embargo páginas muy cómicas en la Ética. Pero no se trata para nada de la misma risa. Cuando Spinoza ríe es bajo el modo: "¡Miren aquél, de lo que es capaz!". Eso puede ser una villanía atroz. Spinoza tendría más bien una impresión del tipo: "Bueno, él necesitaba hacer eso, llegar hasta ahí". Jamás es una risa de sátira: "Ah, ven qué miserable es nuestra naturaleza". No es la risa de la ironía, es un tipo de risa completamente diferente. Yo diría que es mucho más como el humor judío, eso es muy spinozista: "¡Jamás creí que eso pudiera hacerse!". Es una especie de risa muy particular. En un sentido Spinoza es uno de los autores más alegres del mundo.

Creo, en efecto, que lo que él detesta es todo lo que la religión concibió como sátira de la naturaleza humana. Puesto que el tirano y el hombre de religión hacen sátiras. Es decir, primero denuncian la naturaleza humana como miserable, puesto que se trata de hacerla pasar a juicio. Desde entonces, y esta es la intuición de Spinoza, existe una complicidad del tirano, del esclavo y del sacerdote. ¿Por qué? Porque el esclavo es ciertamente aquél que se siente tanto mejor cuanto peor va todo. Peor va, más contento está él. Eso es el modo de existencia del esclavo. El esclavo es aquél que, cualquiera sea la situación, siempre tiene que ver el lado feo. "¿Has visto eso?". "Eso" puede ser un cuadro, una escena en la calle... Ustedes los reconocen. A veces tienen genio. El esclavo es al mismo tiempo el bufón. Dostoievski dice también cosas muy profundas sobre la unidad del esclavo y el bufón. Y los tiranos. Estos tipos son tiránicos. Te enganchan, no te sueltan. No paran de meter la nariz en cualquier mierda, de otra manera no están contentos. Siempre es preciso que rebajen las cosas. No es que las cosas estén forzosamente altas, pero para ellos es siempre demasiado alto. Siempre es preciso que descubran una pequeña ignominia bajo la ignominia. Se sonrojan de alegría. Cuanto más repugnante, mejor. Eso es el esclavo, es también el tirano y es también el hombre del remordimiento. Y también el hombre de la sátira. Todo eso.

Y es a eso que Spinoza opone la concepción de un hombre fuerte y potente, cuya risa incluso no es la misma. Es una especie de risa muy, muy benévola la del hombre llamado libre y fuerte. Dice: "Bueno, si eso es lo que quieres, ve. Es gracioso". Es lo contrario de la sátira, es la risa ética.


Gilles Deleuze, Curso sobre Spinoza


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